EL ACICALAMIENTO
El gato empezó a lamerse para dejar su piel reluciente ante
la atenta mirada de su amo. Él no estaba fijándose en su gato sino que no podía
apartar su mirada de allí, ni física ni psicológicamente podía apartar la
mirada. El gato no dejaba de limpiarse cada una de las partes de su brillante
pelaje color negro azabache. El acicalamiento duró horas, para cuando terminó,
su amo había cerrado los ojos para siempre.
¡Qué triste!
ResponderEliminarUn beso
vayaaaa....no me lo esperaba
ResponderEliminarit
Cada vez escribes mejor.
ResponderEliminarBesitos, tocaya.