Odio las cucarachas.
No sé vosotras y vosotros, pero yo las odio. Pues bien, el miércoles fui otra vez de excursión, soy la chica para todo del insti, jaja! Y fuimos al Museo de Historia Natural. El taller versaba sobre los insectos, fue muy instructivo y divertido hasta que llegamos a la parte práctica, a la táctil, puagggggggg.
Una se considera escrupulosa (y bastante asquerosa), así que cuando sacaron los Bichos palo, bien, yo no los toqué pero aguanté su presencia, pero cuando la instructura dijo que iba a sacar las cucarachas de Madagascar que son medio domésticas, salí corriendo (l i t e r a l) al baño -buena excusa, sí señora-.
Al volver, las cucarachas habían vuelto a su sitio, pero yo no paraba de mirar a mi alrededor a ver si alguna se había escapado.
¿Es necesario tocarlas para saber cosas de su vida? ¡Dios qué asco!
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