Mi abuelo nació en 1919, curiosa fecha. Hace ya más de 90 años. Creció en el seno de una familia humilde pero muy muy religiosa. Esta religiosidad le acompañó el resto de sus días.
Conoció a mi abuela hacia 1947 y se casaron en una iglesia muy conocida de Valencia, la Iglesia del Carmen. Al año nació su primer hijo, mi padre. Y después le fueron sucediendo 7 más, hijos e hijas. Si no hubiese pasado nada hubiesen acabado con 11 hijos, pero dos se quedaron en el camino y uno murió al nacer. No eran del Opus, pero sí tenían firmes creencias religiosas.
Yo soy su primera nieta, la mayor.
La última vez que mi abuelo salió de casa, conscientemente de hacerlo, fue el día de mi boda. Creo que fue un reto personal, porque a los pocos días se puso muy enfermito.
A mi abuelo le quería todo el mundo. Para sacar a su gran familia adelante trabajó de casi cualquier cosa, fue carpintero, carnicer, tuvo un quiosco... hasta que por fin consiguió entrar en un Hospital de Valencia de celador. Ahí acabó su vida laboral. Desde ese Hospital han llegado toooodas las navidades tarjetas de felicitación recordando lo buena persona que es mi abuelo, año tras año.
Ayudaba a todo el mundo sin esperar nada a cambio, prestó dinero a gente que no volvió a ver, tenía adoptados niños alrededor de medio mundo, colaboraba con muchísimas organizaciones a título individual y anónimo... Era muy buena persona.
El domingo su corazón no pudo más y nos dejó. No he tenido ganas de escribir hasta ahora. Pero hoy me he levantado con ganas de contaroslo a modo de homenaje.
Descansa en paz, querido abuelo.