lunes, 27 de febrero de 2017

El bosque del cisne negro (reseña)



Este año en el instituto en el que estoy he coincidido con una profe con la que ya trabajé años atrás. Comentábamos lecturas entonces, y hemos seguido ahora.

Me recomendó este que os traigo hoy.



Sinopsis:

Es un enero frío y lluvioso en el pueblo inglés de Black Swan Green, y Jason Taylor, un niño de trece años, tartamudo encubierto y poeta a regañadientes, se espera un año aburrídisimo en el pueblo más muerto del planeta. No cuenta con que tendrá que vérselas con los matones del colegio, los conflictos latentes en su familia, la guerra de las Malvinas, una exótica refugiada belga, una invasión de gitanos oprimidos y los caprichos de esas misteriosas criaturas conocidas como «las niñas».

La última novela de David Mitchell es una crónica minuciosa de trece meses en el agujero negro que separa la niñez de la adolescencia, con el telón de fondo de una Inglaterra rural a punto de desaparecer y todavía ensombrecida por la Guerra Fría. Irónica, amarga, cómica y llena de vida, El bosque del cisne negro es la obra más aguda y cautivadora de Mitchell hasta la fecha. 


Opinión:

No había leído nada del autor, y pese a que la historia ahora recordándola me ha gustado, creo que no repetiré, porque no me gusta su manera de narrar.

La historia de Jason conmueve. Su "problema", que es la disfemia (es tartamudo) y cómo lo lleva, y cómo lo intenta suplir, eso es lo que engancha. 

Además la trama que gira en torno a su familia, su padre, su madre y su hermana, hacen que quieras seguir leyendo.

Hay que reconocerle al autor que nos cuenta la historia de la época veladamente pero incidiendo en el hecho de que afectó a los ingleses, sobre todo a los adolescentes como Jason quienes veían la Guerra Fría como algo espectacular.

Pero se me hizo pesado. Al principio no me enganchó, luego me enganchó mucho y finalmente lo terminé porque quería saber cómo acababa. Y encima no me ha acabado de gustar el final.

Es verdad que la metáfora que hace de la vida de los chavales, y los cisnes junto a la situación política del momento es profunda. Y quizá no le haya prestado demasiada atención. Pero de verdad que se me hizo pesado.

Me decía mi compañera que igual a mis alumnos les gustaba, y sinceramente creo que no. Ellos no podrían con las 420 páginas que tiene.


¿Lo habéis leído? ¿Conocíais al autor?

viernes, 24 de febrero de 2017

Enganchada a...


Hoy vengo a confesar una adicción.

Muchas de vosotras y de las y los que sigo en IG ya me lo habían advertido: no te la descargues, no caigas. Y he caído.


Me he enganchado a Pinterest.



Teniendo un año por delante en el que las obras y la decoración van a ser el centro de nuestras vidas era un poco inevitable.

Además no he caído sola, Él también ha caído. Es más: hemos creado tableros (como carpetas) compartidos en los que vamos metiendo fotos que nos gustan.



¿A qué no creíais que la adicción era tal? Pues lo es.



Tenemos tableros de: suelos, escaleras, cocina, baños, salón, ideas, terraza, comedor, buhardilla...

Y un sinfín de fotos guardadas ya.












Es verdad que las fotos que la gente cuelga en Pinterest son "ideales de la muerte" pero para sacar ideas nos valen y mucho. 


¡Ay qué mal lo vamos a pasar cuando tengamos que elegir de verdad los materiales, los azulejos, el suelo...! 


De momento es todo un "me gusta pues lo guardo" pero en breve será la confirmación del pedido y estoy histérica de pensarlo.

No sé si os habéis construido alguna casa, pero la mezcla de nervios e ilusión van a partes iguales.

¿Igual de enganchados que yo a Pinterest?

 

miércoles, 22 de febrero de 2017

A la caza del amor (reseña)



La reseña de hoy:
 


Mónica Gutiérrez del blog Serendipia, me recomendó algunos libros, entre ellos este. Así que estoy siguiendo sus recomendaciones.

Sinopsis:

En A la caza del amor, su novela de mayor éxito, Nancy Mitford utiliza elementos reales de su extravagante y famosa familia para construir el relato.
 
La acción se abre en el salón de Alconleigh, la casa de campo de los Radlett. Ante nuestros ojos van desfilando los distintos miembros de la familia: el malhumorado padre, Matthew, con sus violentos y cómicos estallidos de cólera y sus curiosos pasatiempos, como organizar cacerías en las que las piezas son alguno de sus hijos...; la ausente y devota madre, Sadie; y los siete hijos que junto a su prima Fanny forman una estrafalaria y divertidísima familia. Pero realmente es la joven Linda Radlett y su permanente búsqueda del amor el auténtico centro de la historia. 

A través de estas páginas la acompañaremos en su azarosa conquista y conoceremos a los distintos hombres en los que creyó encontrarlo.
El texto despliega el famoso ingenio satírico y la extra­ordinaria capacidad de la autora para reconstruir el ambiente, la vida y las personas en los círculos aristocráticos ingleses de entreguerras. Un libro inteligente y divertido, que, aunque pudiera gustar simplemente por lo que es: una novela vibrante y mordaz, es también un verdadero trozo de vida.

Opinión:

Me he dado cuenta de que leer este tipo de novelas inglesas requiere mucho esfuerzo por mi parte, y eso es una de las cosas que más me gusta. No puedes leer entre líneas, ni saltarte cosas (como en otras novelas pasa). El humor inglés es muy exigente y requiere toda mi atención.

Así que como la he leído en mis ratos de metro, me ha costado mucho.

El personaje de Linda me ha encantado y todo lo gira alrededor de su vida. Fanny, quien nos narra la novela, lleva una vida ejemplar, como debe ser, casada y feliz. Sin embargo el torbellino de Linda hace que la novela dé unos giros sorprendentes. 

Con el telón de fondo del nazismo y de todo lo que se vivió en sus años de surgimiento se narra la vida de los miembros de esta familia.

El final es sorprendente también, al menos yo no me lo esperaba. Incluso derramé alguna lagrimita :'(

Ahora estoy leyendo Esnobs y no estoy tan enganchada como con este. A ver qué tal acaba.  


lunes, 20 de febrero de 2017

Cuando yo era pequeña II


Sigo con el cuestionario que publiqué el lunes (clic)


13. ¿Heridas memorables?

La del labio. En el cuarto de baño de mis padres hay como un pilar y los azulejos terminan en punta (nada que ver con ahora que ponen un embellecedor) y ahí me fui a dar con el labio y tengo una señal, como un bultito.

La verdad que de pequeña era un poco inútil con las manos y siempre paraba los golpes con la boca. Las palas me las tuvo que arrancar mi mare porque de pequeña hubo un incendio en mi escalera y yo creyendo que era en mi casa, corrí escaleras arriba. Tan rápido corrí que me estampé contra las escaleras. Un bombero me rescató y me llevó con mi madre, sangrando. (la lavadora era de la vecina, y no pasó gran cosa)

14. ¿Primera mascota?


En mi casa casa, con mis pares, nunca he tenido ningún animal (los gusanos de seda no cuentan). 

En casa de mis abuelos siempre ha habido gato: Nacho, Linda, Fara, Nelo.. y ahora Nina (que en marzo cumple 20 añazos

Por eso yo soy más de gatos ;)

 
  

15. ¿Tus abuelos te solían contar historias de juventud?

Gracias a Dios que sí. Muchísimas. De las que me contaba mi abuelo Vaquer (apodo familiar) no me acuerdo mucho pues yo tenía sólo 12 años cuando él murió pero de las que me contaba mi abuela Amparito y mi tía Sabelín (que tiene 91 ahora súper bien llevados) sí me acuerdo sí.

16. ¿Tu entretenimiento favorito de pequeña?


Pues no sé, supongo que leer, siempre me ha gustado muchísimo.  

Soy hija única por lo que he estado mucho con mi mare yo sola, así que también sería jugar con ella. 

17. ¿Recuerdas la llegada de algún nuevo invento a tu casa?

No. No hemos sido mucho de nuevas tecnologías, ni de aparatos electrónicos. Mi mare no tiene móvil. No tienen ordenador en casa, ni internet. Así que somos tradicionales.


18. ¿Tenías TV?

Sí. De siempre.

¿Blanco y negro o color?

Yo creo que la primera era en blanco y negro pero debimos cambiarla pronto porque no me acuerdo casi. Ahora, con mando tardamos un montón en tener. Me levantaba yo a cambiar y a subir y bajar el volúmen.



¿Cuántos canales?

Recuerdo Televisión Española y UHf. Y me acuerdo de cuando empezaron A3 y Telecinco. Madre mía, qué mayor soy.


19. ¿Te mudaste alguna vez de pequeña?


No. Nunca. Siempre he vivido en la misma casa y dormido en la misma cama.

Sin embargo, desde que me casé he vivido ya en un montón. Y aún falta una, espero que la última ;) 

 


20. ¿Recuerdas algún desastre natural en el que se viera involucrada la familia?

¿Natural? Supongo que se refiere a terremoto y cosas así, por lo que la respuesta es no. Por suerte no.

21. ¿Algún recuerdo musical?


Siempre he sido una bailonga. Mi mare dice que no me interesaba la televisión, únicamente la miraba si en los anuncios ponían música, iba corriendo a verla y a bailarla y ya.



¿Qué canciones se oían en casa?

Mi mare siempre siempre ha tenido la radio encendida, RNE casi siempre, o la SER, y luego ponía cintas (sí, he dicho cintas) de Battiato, de Nino Bravo, de Juan Pardo, de Sabina...


22. ¿Algo que te enseñase un miembro mayor de tu familia?

¿Algo en especial? mi mare intentó que aprendiese a coser, y lo máximo que he aprendido es a hacer punto de cruz. Mi abuela lo intentó con el ganchillo (crochet) y no lo consiguió.




Mi abuelo me enseñó a jugar a las cartas, y a los juegos de mesa, y no me dejaba ganar nunca, porque decía que tenía que aprender de verdad. Mi abuela se enfadaba con él. 

23. ¿Marcas de tu infancia?

Yo tenía trauma con los yogures Yoplait, porque mi apellido es Llop y se burlaban con eso ;)


Otras marcas de entonces que ahora no esn me viene Sanyo que era la marca "de los pobres" que no podíamos llevar el walkman de Sony.
24. ¿Coleccionabas algo?

Sobres y cartas. Seguro que muchas de las que me leéis sabéis de qué hablo. Eran de papel delicado con dibujos color pastel. Las usé bien poco para escribir. aún las tengo guardadas.


25. ¿Tu recuerdo de infancia favorito?

Las mañanas de los fines de semana. Siempre los he pasado en el pueblo de mi Mare, en casa de mis abuelos. Me levantaba prontísimo (siempre he sido de dormir poco) y me iba a la cama de mis abuelos, entre los dos. Mis abuelos tenían -y siguen teniendo- un cuadro del Ángel de la guarda con unos niños que están a punto de caerse a un pozo y recuerdo cómo mi abuelo se inventaba cada vez una historia de ese cuadro. (quizá por eso le tengo tanto cariño al cuadro, exactamente en la misma proporción de lo que le horroriza a Él, a mí me encantaría heredarlo, pero no sé yo...



Y hasta aquí el recorrido por mi infancia. Espero os haya gustado conocerme un poco más, a mí me ha encantado recordarla. 

lunes, 13 de febrero de 2017

Cuando yo era pequeña I


Uno de mis blogs preferidos, de lectura obligatoria, es el de mi querida Ro, profe como yo, de lengua como yo, y con una manera de narrar su vida y su experiencia laboral como nadie. ¡Yo de mayor quiero ser como ella! Y no es que la esté llamando mayor, para nada. Es súper joven pero tiene muchísima experiencia.


Leí en su blog una entrada rememorando su infancia a través de un cuestionario y me parece una idea estupenda para celebrar mis 37 añazos que cumplo hoy, rememorar la mía propia. Si queréis leer la infancia de Ro aquí os dejo el enlace.






1. ¿Tienen tus padres algún libro de recuerdos de cuando eras pequeña?

La verdad es que no. Tiene mi madre el libro del pediatra, en el que fue apuntando cosas como mis caídas de dientes y demás, pero de recuerdos y fotos no. 

De hecho todas las fotos están hechas un lio en una gran caja, dice mi mare que yo de pequeña las mareaba. Algún día tendré que decidirme a ponerlas en álbumes.

Él me regaló un Hoffman para mis 30 años, pero ahí faltan muchas fotos que me gustan.


2. ¿Sabes si te llamaron así por alguna otra persona?

Sí, por mi tía abuela Inés. Era soltera y mi mare le prometió que si tenía una niña le pondría Inés. 



3. ¿Conoces otros nombres que barajaban tus padres?

Sí. Barajaban Blanca y Clara (nombre que elegí yo para mi hija) y como en aquella época no se sabía si era niño o niña, si hubiera sido niño me hubieran puesto José María (¡Qué horror! pero bueno era por el padrino de mi pare, un hombre al que quería muchísimo). Mi pare dice que me hubieran llamado Chema -no sé qué es peor-

4. ¿Tu primer recuerdo?

No sé muy bien si es mi primer recuerdo o no, pero me viene a la cabeza el patio de mi guardería comiéndome a escondidas el papel de la magdalena, sí, el papel. Junto a mi vecina Eva. Tendríamos unos 3 años.

 
5. ¿Tus padres te leían o contaban historias?

Sí y sí. Ambas cosas. De mi pare tengo menos recuerdo, pero de mi mare sí. Y ahora la veo leyéndole a Clara y la deja igual de obnubilada que a mí. Es una gran lectora, y una mejor intérprete de voces, jajajaja!!

¿Recuerdas cuáles? 

Pues claro porque aún los tengo, son los que lee ahora Clara en casa de mis padres. Excepto los de Teo que han desaparecido, menos mal que hemos conseguido nuevos para Clara.



6.  ¿Cuando eras pequeña te acuerdas de lo que querías ser de mayor?

Pues yo de pequeña quería ser algo tan raro como: ¡carnicera! De verdad, y aún me gusta arreglar la carne cuando la traigo de la carnicería, ¡no sé por qué!

Luego quise ser maestra. Más tarde me emperré en Abogada, pero cuando descubrí que también había que defender a "los malos", decidí que maestra sería mucho mejor ;)


7. ¿Tenías algún profesor favorito?

Sí, claro. Tuve la suerte de ir a un colegio público muy muy pequeño. Éramos 15 en clase, hubo años que incluso menos. Teníamos atención individualizada sin necesitarla, éramos y somos una familia.

En ese colegio me marcaron tres profesoras: Maricarmen, Chelo y Mari Paz. Las tres forman parte de mí, y recuerdo con mucho cariño el que ellas nos transmitían.

En el instituto hubo una profesora que me marcó, Carmen Mansaneti , "la mansa", profesora de Literatura en 2º de BUP que me terminó de convencer para que decidiera ser profe de lengua y literatura.



8. ¿Cómo solías ir vestida al colegio?

Pues con ropa de calle. Como he dicho iba a cole público y no teníamos uniforme. Mi mare ha sido modista por lo que fui con vestido confeccionado a medida hasta que me planté y pedí vaqueros, más bien los supliqué. Pero recuerdo llevar vestido, con rebeca, con enaguas abajo y calcetines cortos hasta que fui muy mayorcita. ¡No te lo perdono mare!

Mi trauma fueron mis zapatos ortopédicos que llevé hasta los 12 años, en aquella época eran horribles, y todo el mundo sabía que llevabas plantillas. En mi caso por pies planos. El día que me las quitaron y me dieron el alta mi mare me llevó a El corte inglés y me dejó elegir los zapatos que quisiera y elegí unos zapatones Jhonco Masters para horror de mi mare y abuela. (no he encontrado foto en internet)


9. ¿A qué solías jugar?

Con mis amigas a la goma, cómo nos gustaba. Teníamos más largas y más cortas pero jugábamos mucho. También a pillar, siempre nos gustó.

En casa con Nenuco, con Barriguitas y con Pin y Pon. Más mayor con la Barbie.
 

10. ¿Tenías alguna casita de juguete?

Sí, tuve una como un maletín que al abrirla eran como tres pisos. Creo que me la regaló mi querida madrina Mª Carmen. Pero ojo, que tenía luz y todo. No era de marca conocida pero los Pin y Pon vivían ahí muy felices. ;)


11. ¿Algún recuerdo de tu familia en vacaciones?

Muchísimos. Íbamos sólo por la Comunidad Valenciana, recuerdo que una vez le pedí a mi pare si podíamos salir fuera, y me llevaron a Teruel, ¡jajajajaja!

Recuerdo con mucho cariño un viaje a Santa Pola, con picadura de medusa incluida. Y el viaje en barco a la isla de Tabarca.


12. ¿Y alguno de tus primeros cumpleaños o Navidades?

La verdad que creo que de los cumpleaños que me acuerdo es por las fotos que tengo. Cuando iba al colegio lo celebrábamos en casa, mi mare preparaba la merienda con la tarta incluida, ¡mis amigas aún se acuerdan de la tarta de magdalenas y flan de mi mare!

De las Navidades  me acuerdo cuando aún nos juntábamos la familia de mi pare en casa de mis yayos, pensad que mi pare tenía 8 hermanos, casados, con hijos, éramos una barbaridad, ¡pues nos metíamos en el comedor de mis yayos! y era un goce ver cómo mi yaya hacía la comida para todos. Aún recuerdo el sabor de su sepia, nadie la sabe hacer así.

En mi familia materna nos juntábamos un montón en casa de mis abuelos, y solíamos comer puchero de navidad, los niños comíamos en otra mesa, normalmente con mi mare. Y recuerdo que nos daban las estrenas, y a mí me daban menos porque yo era la pequeña, y siempre me quejaba.

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El cuestionario continúa pero voy a hacer como Ro y programar otra entrada para otro día, sino se hace esto muy largo. Os dejo una foto mía de peque para celebrar los años y la infancia.



miércoles, 8 de febrero de 2017

La desilusión y la ilusión

 

Ayer me dieron el alta. Hoy vuelvo a clase.

¿Qué por qué desilusión? Pues porque me duele. Me duele mucho.






Ya me dijo la médica que me atendió el día que me lo hice que tuviera mucha paciencia porque estaba en mal sitio, y sólo con la inmovilización no iba a quedar bien. No obstante el médico de ayer me dijo que no podía seguir llevándolo inmovilizado, que me lo quitaba y que ayer y hoy hiciera vida normal -dentro de lo que cabe, sin cargar peso y tal- y que si mañana jueves me dolía igual que volviera y que valorarían rehabilitación, fisio...

Nunca había estado de baja, y de verdad os digo que tenía hasta sentimiento de culpa por ello. Y seguro que mis chavales estarían la mar de felices por mi ausencia.

Esta tarde vuelvo, y me espero a poca afluencia de público, porque con la excusa de "no me había enterado de que ya volvías" más de uno se va a "pelar" el EXIT de esta tarde.


La ilusión viene de la mano de la casa nueva. 





Creo que aún no había contado por aquí que nos hemos tirado a la piscina de construirnos una casa nueva en el pueblo del que ambos estamos enamorados. 

Así que la entrega del proyecto de dicha casa nueva al Ayuntamiento ha sido una ilusión muy grande.

Sé de sobra que nos metemos en un pantanal, en un lío de licencias, medidas, problemas, discusiones, elecciones, diatribas... Pero qué queréis que os diga, me nos hace muchísima ilusión.

 
 

lunes, 6 de febrero de 2017

Buenos días, Tristeza



Sigo con la mano inmovilizada, por lo que sigo de baja. Resultado, otro libro leído.





Desde hace mucho le tenía ganas a este libro, y lo encontré en la biblioteca del barrio (en la que puedo sacar 12 libros cada vez ¡qué barbaridad!) y lo leí la otra mañana.

Me ha parecido una pequeña maravilla, y digo pequeña porque es muy corto.

Los personajes aparecen apenas dibujados pero los conocemos a la perfección.

Es una obra conocidísima a la que no había encontrado el momento y me parece que ahora ha sido estupendo.


Creo que lo recomendaré a alumn@s porque la situación de la protagonista Cecile puede darse en muchas familias: adolescente egoísta que no quiere que su padre viudo rehaga su vida. Caprichosa, enamoradiza, mala estudiante, calculadora... Igual va bien para ponerse en el lugar de la otra persona.


Muy contenta con esta lectura.

 

jueves, 2 de febrero de 2017

Una palabra tuya



¡Qué difícil escribir sólo con una mano!



L@s que me seguís por las redes sociales sabéis que me he hecho un esguince de nudillo, sí, habéis leído bien, de nudillo (bueno eso dicho de andar por casa, claro

¿Qué cómo me lo hice? pues entra en juego una puerta de hierro que da acceso al patio, una profesora -que soy yo- haciendo guardia de patio, y un tropel de alumnos intentando entrar... En fin, que tengo la mano izquierda inmovilizada. 

Así que me he entregado al noble arte de leer, puesto que poco más puedo hacer...

Ayer leí este libro:



Y vengo a contaros que me ha gustado mucho. 

La prosa de Elvira Lindo es estupenda, eso no hace falta que venga yo a decirlo, personalmente me agrada mucho.

Es una novela dura, muy realista y que te conmueve por su sencillez y su cruda realidad.

Se pasa un poco mal, como Rosario la protagonista y su gran amiga, en todos los sentidos, Milagros.

Otra vez ambienta la autora en un barrio de Madrid, otra vez nos cuenta las miserias de sus protagonistas a través de sus trabajos, de sus malas experiencias, de sus conversaciones y sus pensamientos.

Me enganchó tanto que lo leí de una sentada.



Buscando imagen para mi entrada he visto que hay película, creo que la buscaré a ver cómo la han adaptado.




Nos leemos.